Esta
narración nos muestra una manera diferente de mirar a las personas que; como José
Millás mismo lo expresa; nacieron con un cromosoma más que la mayoría. Debido
a que, normalmente al ver o al
referirnos a una persona que padezca este síndrome, lo hacemos con lástima;
como si estuviésemos mirando a un perrito sin hogar, que deambula por las
calles, o a alguien que no tenga los miembros de su cuerpo
completos. O, si esa no es nuestra impresión, seguro si lo será, observar con
curiosidad; como si tal vez, estuviésemos en frente de un animal exótico;
resultante de la mezcla de dos especies.
Juan
José, ve a Paco, como una persona común y corriente, que, a pesar de su
condición, es capaz de realizar cualquier cosa que se proponga, que tiene
metas, que lucha por ser mejor cada día, que, aunque la mayoría lo considere
discapacitado, para él, está dotado de muchas capacidades. Al escritor, le
llama la atención que a Paco le guste
ser el centro de atención; no del mundo entero, sino de su propio mundo,
justificando esto, con el hecho de que Paco, aparte de tener síndrome de Down (
condición que por su misma naturaleza, hace que los familiares y allegados de
alguien que lo padezca tengan mucho aprecio a esa persona), es el menor de
siete hermanos; por consiguiente es tratado como un niño a sus 21 años, y, es
esto, precisamente lo que le incomoda un poco al joven, pues, ve en la
sobreprotección una atadura para su independización.
Es
por lo expresado anteriormente, que esta narración, fue de mi agrado, porque,
deja como manera de mensaje; que las limitaciones solo existen en nuestra
mente, que las personas que tienen
síndrome de Down, son seres humanos
normales, con una pequeña diferencia cuantitativa que afecta a la genética…tienen
un cromosoma más que nosotros, que no lo padecemos. Por consiguiente, hay que
tratarlos con amor y respeto, como a
cualquier otra persona, pero, sin olvidar, que tienen algo que los hace
especial.
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